Él le llevo unas rosas rojas, grandes, de pétalos satinados y con un fuerte olor. Ella se acercó el ramo a la nariz y ahogo sus sentidos de ese aroma. Las observo con gesto de tristeza. Se acerco al jardín de su casa y las enterró ahí. Él observó todo a una distancia prudente. No dijo una sola palabra, sabía que ella no lo escucharía. Ella volteo aún con gesto adusto, lo miró fijamente por unos segundos. Una sonrisa afable y agradecida embargó su rostro. Ella se abalanzó sobre él y se colgó de su cuello. Él la recibió en sus brazos, titubeante. Ella susurró a su oído "no tienes que obsequiarme cadáveres para demostrarme tu amor".
Me gusta pensar que soy una persona fuerte, soy alguien que no puede ocultar sus emociones y en general considero tener la imagen de una persona segura a la que la opinión de los y las demas le da igual. Pero a veces algo pasa en mi careta, en la imagen que tantos años me ha costado construir. Aparecen en mi vida los lugares de agua ¿Y eso que significa? En esos lugares, no sé porqué, cuando me enojo en lugar de hacer un escándalo monumental y poner mis "ojos furiosos" me pongo a llorar como si me hubieran hecho la peor de las ofensas. Y por más que trato de controlarme, no hay manera de frenar las lágrimas. Esto me ha pasado en dos espacios, que se parecen en ser sitios extremadamente calidos, me ha pasado cuando de una u otra menera siento que pierdo el control de las situaciones, aunque sin este último factor debo agregar que el simple hecho de que al llegar estos espacios se me revuelve el estomago. Eso no tengo cómo explicarlo Entonces surge la duda, s...
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