Llevo meses sin dormir bien, tengo unas ojeras inmensas, casi negras. Hoy dormí, máximo dos horas. Estoy por empezar un trabajo que me decepcionó, porque decidieron hacer "cambio de administración". Quiero gritar, quiero llorar, quiero vomitar. Es como si la vida a los treinta fuera un juego mecánico. Espero demasiado de esto, pero hasta ahora, todo ha sido confusión, mareos y dolores de cabeza. Dicen que es el fin del mundo, no debería preocuparme. El agua sólo durará cuatro años más. Una pandemia arrasó con una parte de la población y el hambre de poder y la violencia atentan contra más de la mitad del mundo. Ser inteligente no me va a salvar de nada. A veces me pregunto para que me esforcé tanto en estudiar y mejorar mi ortografía y redacción si mis superiores escriben "haber" en lugar de "A ver" y "Valla" en lugar de "vaya". Lo peor es que llevo desde 2019 con miedo a escribir porque una profesora me dijo que no sabía hacerlo. Ya ...
Espacio donde una aspirante a escritora se desahoga